
Mi madre se encuentra en un país lejano. Pero a la distancia no deja de estar a mi lado. Es una inmigrante en tierras niponas, pero es parte fecunda de mi intelecto y mi corazón.
Si la lejanía terrena es extensa, más grande es la profundidad de cada uno de sus actos en mi existencia.
Cuando niño he sido engreido a su lado. A pesar de mis 29 años aún me siento niño a su lado. Aún me percibo engreido en cada uno de sus actos.
Muchas veces me he preguntado de donde brota mi gran amor a mi Iglesia, a quien tengo como mi Madre Excelsa. Hoy me doy cuenta cual es la respuesta: El gran amor que te le tengo a mi Iglesia es por haber sido hijo de una mujer que en muchas ocasiones se privo de sus quereres para darle paso al amor que me tiene.
La Iglesia me entrega la Gracia que es Divina, mi madre me entrega la gracia que es terrena.
La Iglesia me da la posibilidad de conocer y amar a Dios cada día. Mi madre me ha dado la posibolidad de conocer todo lo bello de esta vida.
¿Cómo no ser feliz quien se asume invadido por la Gracia de Dios y la gracia de su Madre en la Tierra?
A veces no entiendo a las personas que no han crecido con una madre al lado, pues yo nunca lo experimente. Dios bendito ha hecho posible el que tenga siempre a mi madre al lado.
Felíz Día Mamá.