jueves, 24 de agosto de 2017

Los maestros

La huelga de mis colegas no me puede ser ajena porque compartimos la misma profesión, aunque no sé si la misma vocación.

Quienes nos asumimos maestros por vocación nunca estamos de huelga. Nuestra vida misma está impregnada con nuestro ser maestro. Nadie nos puede despedir porque las condiciones propias del ser no nos las quita nadie.  En la evaluación de nuestras acciones somos más exigentes que cualquiera con estándares internacionales. Ante cada error somos los primeros en juzgarnos con rigurosidad porque entendemos que en cada caída nos hemos fallado a nosotros mismos, a nuestros estudiantes, a nuestros padres, a nuestras cónyuges, a nuestros hijos, a Dios. Antes que cualquier proceso de las autoridades ya nos hemos procesado con mayor rigurosidad por nuestra conciencia. Solo necesitamos los recursos didácticos que tenemos o nos inventamos los que no tenemos porque para nosotros lo más importante es que nuestros estudiantes aprendan. Tenemos muy presente que somos muy importantes para la vida de nuestros estudiantes y que digan lo que digan las teorías las mejoras en la educación depende siempre de nosotros.  Que no solo los estudiantes  son  el centro de la educación, somos los dos: mi estudiante y yo como maestro. El centro de la educación es el encuentro personal, con nuestras historias, con nuestras expectativas, con todo nuestro ser. Los procesos de aprendizaje y enseñanza nunca están separados.

Todo lo que queda fuera de los escrito son los maestros de profesión.