Que alegría Señor encontrar en mi corto camino a hombres y mujeres que responden sinceramente a tus llamados. Que bueno y amable eres Dios mio por todo el bien que me haces.
He alzado los ojos al cielo y he proclamado tu nombre en medio de mis semejantes. Ellos han acudido a ti.
Hoy tuve la 2da jornada de estudiantes cocharquinos. Todo el esfuerzo no fue nada a comparación de la disposición de ellos, mis alumnos, a lo que Dios les pide. Muchos de ellos fueron al encuentro de quien le dio la vida y le dijeron: Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad.
Permanece en la retina de mi corazón marcado sus nombres para siempre. Han hecho de este simple profesor una de las personas más felices. ¿saben por qué? Porque son mi ofrenda en la Misa de este domingo a Dios Padre. No iré con las manos vacías, podré decirle: Señor, vengo con ellos, su oración y su contrición...
Gracias muchachos por semejante galardón: Ser su profesor. Y recuerden: La vida del cristiano es una vida de milicia. Somos milicia capaz de levantar grandes edificios que sean vistos desde la eternidad. Nuestra obra debe ser una obra de Dios, pues a Él debe ser dedicada y a Él pertenecer.
Carlos Pacahuala