sábado, 23 de octubre de 2010

Iré a la Casa del Señor

Que alegría Señor encontrar en mi corto camino a hombres y mujeres que responden sinceramente a tus llamados. Que bueno y amable eres Dios mio por todo el bien que me haces.
He alzado los ojos al cielo y he proclamado tu nombre en medio de mis semejantes. Ellos han acudido a ti.

Hoy tuve la 2da jornada de estudiantes cocharquinos. Todo el esfuerzo no fue nada a comparación de la disposición de ellos, mis alumnos, a lo que Dios les pide. Muchos de ellos  fueron al encuentro de quien le dio la vida y le dijeron: Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad.
Permanece en la retina de mi corazón marcado sus nombres para siempre. Han hecho de este simple profesor una de las personas más felices. ¿saben por qué? Porque son mi ofrenda en la Misa de este domingo a Dios Padre. No iré con las manos vacías, podré decirle: Señor, vengo con ellos, su oración y su contrición...
Gracias muchachos por semejante galardón: Ser su profesor. Y recuerden: La vida del cristiano es una vida de milicia. Somos milicia capaz de levantar grandes edificios que sean vistos desde la eternidad. Nuestra obra debe ser una obra de Dios, pues a Él debe ser dedicada y a Él pertenecer.

Carlos Pacahuala

martes, 19 de octubre de 2010

Nos vemos mi Señor

Así te vi Señor. Envuelto en las nubes de incienso animadas por las proclamas de misericordia. Nubes que hacían brotar gotas de agua salobres. Gotas, que casi sin darnos cuenta, por nuestras faces corrían en la búsqueda del suelo, del humus. Gotas que hacían lo que nuestras almas ansían, buscar el humus, buscar la humillación ante semejante dueño del incienso. Incienso que se quema con el carbón.

Se destroza el incienso con el carbón ardiente, y al final todo en polvo queda. Se destrozaba mi alma ante la ardiente mirada de mi Señor, solo brotaba mi mirada humedecida y al final solo aire y sequedad quedaba.

Nos vemos mi Señor. No me encontraste, sino co
n el esfuerzo de mis amigos pequeños alrededor. Mis pequeños amigos que se hicieron grandes porque ofrecieron su ser a cambio de tu mirada, a cambio de tu presencia, a cambio de lo que ninguna moneda de oro y plata puede comprar. Ni ellos saben porque ofrecieron tanto, yo sí lo sé Señor. Se amanecieron, gastaron monedas, tiempo, energías, dejaron de comer, no les importó las miradas y críticas de extraños, no les importó los juicios temerarios. Solo les importaban tu. Por eso lo hicieron, porque querían decirte Tú. Querían encontrarse contigo mi Señor.

Nos vemos mi Señor. No me encontraste solo. Me encontraste con las tres en mi corazón. Por las tres te pedí. Por ellas mi corazón en incienso hasta tu presencia se elevó.

Carlos Pacahuala

miércoles, 13 de octubre de 2010

Siempre en el mes de octubre

Desde hace algunos años en el mes de octubre siempre ha sido un tiempo de pruebas. Dios me contempla con su infinita misericordia y escucha mis aclamaciones. Él, todo bondad, siempre me mira con compasión y me hace recordar que soy su hijo. Me hace percibir en las experiencias de mi vida diaria que me ama.

En octubre Dios siempre me pone sobre mi cruz un peso mayor. Esta vez me pide que mi esperanza se renueve ante las nuevas noticias de la salud de mi madre. Me pide paciencia ante las diversas vicisitudes que se me presentan en mi trabajo. Me exije caridad en el trato a quienes tengo a mi lado.

Tengo la dicha que en su magnífica sapiencia Dios me ha dado la vocación de maestro. Hoy, gracias a mi estudiantes, he podido comprender lo que significa desprenderse de sí mismo para ir al encuentro de quien más amas. Hoy he aprendido gracias a mis estudiantes que siempre tenemos que pedir disculpas cuando nos equivocamos.

Mi Señor, me enseñaste hoy tener paciencia con los defectos de los demás. Y eso lo aprendí hoy por la noche cuando Ella ha demostrado paciencia con sus padres.

Creo que Dios me ha llamado a ser maestro porque nunca dejo de aprender. Uno aprende a enseñar cuando ha aprendido a aprender.
En una línea analógica podría recordar las palabras de Aristóteles en la Política, más o menos así: Se aprende a mandar cuando se ha aprendido a obedecer.

Jesucristo por obediencia al Padre se entregó por nosotros.

En esa entrega dolorosa Dios Padre nos manifestó su  Salvación. Por ello, en cada prueba de este mes Dios me otorga su Salvación. Cada vez que la Cruz pesa un poco más, es porque Dios me configura un poquito más con Él.

Gracias por ser instrumentos de Dios.

Carlos Pacahuala Montenegro

sábado, 9 de octubre de 2010

Nóbel y Día de la Hispanidad

Hace un par de días hemos conocido que el Nóbel de Literatura 2010 a Mario Vargas Llosa. No cabe duda que es un autor peruano de lengua española o castellana (dependiendo del gusto).

Con grata sorpresa he podido leer y escuchar las felicitaciones de muchas personalidades. Lo curioso y la sopresa radica en que muchos de los que felicitan la mencionada premiación son unos voraces críticos de la supuesta "subyugación española". Me parece curioso que estos adoradores del quechua también se sientan agradecidos por el Nóbel, puesto que todas las obras del ganador son escritas en la lengua de nuestros "dominadores".

Quisiera escuchar los comentarios de los críticos rabiosos de la llegada de los españoles al Perú este 12 de octubre.

Lo más sensato es reconocer que la rabiosa crítica al "12 de cotubre" resulta anacrónico. Conocemos el quechua y el aymara gracias a las primeras gramáticas realizadas por los misioneros españoles. Hoy en día el idioma por el que más nos comunicamos los peruanos es el catellano.

Feliz día de la Hispanidad.

Carlos Pacahuala