Esta pregunta ronda hoy más que nunca en las escuelas. Se invierte en bibliografía cada vez más especializada, se gasta horas de energía planteando proyectos que puedan ser innovadores y respondan a las necesidades de cada lugar, se promueve la investigación en estos temas, diversas instituciones aterrizan sus conclusiones sobre estudios de problemas sociales de la adolescencia en que se debe brindar una formación en valores. Todos los frentes opinan los mismo: periodismo, instituciones gubernamentales, no gubernamentales, Iglesia y demás.
Y ahora, si es más claro. Vivir bien. ¿Qué es vivir bien? Una nueva interrogante. Pero, ese es el reto: enseñar a vivir bien. Y puesto que el vivir no es un abstracto, aquello que enseñemos debe ser sumamente práctico, activo, operante. Y en esa línea, vivir bien no solo será tener una conducta intachable. Será también, lograr resultados óptimos en nuestra vida.
¿Qué tipo de vida? Habrá que identificar el tipo de vida que vivimos, o queremos vivir, para saber cómo es vivir bien según ese estilo. Existen tantos tipos de vida como personas. Entonces ¿podré enseñar a vivir bien si cada quien tiene una concepción de vida y por tanto una propia finalidad? Claro que no. Soberbia pretensión.
Pero, ¿existen diversos tipos de vivir como existen personas? Es posible. Pero, a todos estos estilos los podemos categorizar en diversos grupos. La agrupación será desde las perspectiva que queramos hacerla. Si queremos hacerla desde una visión económica diremos que hay ricos y pobres. Si queremos hacerla conforme a sus conocimientos diremos cultas e incultas...Pero, si tenemos que agruparlas según nuestro tema de interés diremos "estilos de vida buenos" o "estilos de vida malas". ¿Y bajo que criterio haremos esta agrupación? Sobre el bien. Y aunque parezca más difícil no es así. Cuando vemos una acción rápidamente podemos determinar si es buena o mala. Un robo es malo, asesinar es malo, Ayudar a una persona en una necesidad es algo bueno.
Ahora puedo formular la pregunta ¿Cómo le enseño a una persona a vivir una vida buena? Para ello, debo entender que la vida se forja cada día. Se nutre día a día. Entonces, habrá que vivir bien cada día, cada instante, ante cada situación. Vivir una vida buena será hacer bien cada obra del día. Y así hasta nuestro último instante de vida. Entonces, ¿cómo le enseño a una persona a hacer bien la obra de cada día? He escuchado una multiplicidad de respuestas a esta pregunta. Algunos dicen que no se puede enseñar, otros que se enseña con el ejemplo. Y, aunque parezca cansado, tenemos que preguntarnos ¿Qué es enseñar?
Ante la última pregunta puedo decir que enseñar es transmitir, pasar, heredar aquello que me constituye, aquello que me conforma, que me hace, que me configura.
Entonces, solo podré enseñar a vivir bien la obra de cada día si yo mismo obro bien la obra de cada día. Si yo, que soy el que pretendo enseñar, vivo bien. Si yo, el enseñante, quiero el bien en cada una de mis acciones. Y solo puedo querer el bien si conozco el bien. Solo puedo querer lo que conozco.
En conclusión. Si se ´puede enseñar las virtudes. Pero, no lo puede hacer cualquiera. Solo puede enseñar virtudes el que vive las virtudes. Y solo las vive quien conoce y quiere el sustento de todas ellas: El Bien. Solo puedo enseñar el Bien: aquel que es bueno.
Solo conociéndole y amándole es que
¿Tu quieres el bien?, ¿tu amas el bien?, ¿tu conoces el bien?, ¿tu eres bueno? Si tus respuestas son afirmativas entonces puedes enseñar virtudes. Pero, en lo poco que he vivido estoy convencido que uno solo es Bueno. Yo no. Él sí. Solo Él nos puede enseñar a ser buenos. Nuestras pretensiones de enseñantes de bondad solo serán una pantomima, una sombra. Las sombras dependen de una realidad. A lo mucho puedo aspirar a ser proyección de ese Bueno. Si el desaparece, yo también. Si Él desaparece el Bien también se va. Si Él no esta no puede haber bondad, no puede haber virtud.
Vano oficio de quienes quieren enseñar las virtudes sin Él, sin Dios.
Carlos Pacahuala Montenegro.
Pero, ¿existen diversos tipos de vivir como existen personas? Es posible. Pero, a todos estos estilos los podemos categorizar en diversos grupos. La agrupación será desde las perspectiva que queramos hacerla. Si queremos hacerla desde una visión económica diremos que hay ricos y pobres. Si queremos hacerla conforme a sus conocimientos diremos cultas e incultas...Pero, si tenemos que agruparlas según nuestro tema de interés diremos "estilos de vida buenos" o "estilos de vida malas". ¿Y bajo que criterio haremos esta agrupación? Sobre el bien. Y aunque parezca más difícil no es así. Cuando vemos una acción rápidamente podemos determinar si es buena o mala. Un robo es malo, asesinar es malo, Ayudar a una persona en una necesidad es algo bueno.
Ahora puedo formular la pregunta ¿Cómo le enseño a una persona a vivir una vida buena? Para ello, debo entender que la vida se forja cada día. Se nutre día a día. Entonces, habrá que vivir bien cada día, cada instante, ante cada situación. Vivir una vida buena será hacer bien cada obra del día. Y así hasta nuestro último instante de vida. Entonces, ¿cómo le enseño a una persona a hacer bien la obra de cada día? He escuchado una multiplicidad de respuestas a esta pregunta. Algunos dicen que no se puede enseñar, otros que se enseña con el ejemplo. Y, aunque parezca cansado, tenemos que preguntarnos ¿Qué es enseñar?
Ante la última pregunta puedo decir que enseñar es transmitir, pasar, heredar aquello que me constituye, aquello que me conforma, que me hace, que me configura.
Entonces, solo podré enseñar a vivir bien la obra de cada día si yo mismo obro bien la obra de cada día. Si yo, que soy el que pretendo enseñar, vivo bien. Si yo, el enseñante, quiero el bien en cada una de mis acciones. Y solo puedo querer el bien si conozco el bien. Solo puedo querer lo que conozco.
En conclusión. Si se ´puede enseñar las virtudes. Pero, no lo puede hacer cualquiera. Solo puede enseñar virtudes el que vive las virtudes. Y solo las vive quien conoce y quiere el sustento de todas ellas: El Bien. Solo puedo enseñar el Bien: aquel que es bueno.
Solo conociéndole y amándole es que
¿Tu quieres el bien?, ¿tu amas el bien?, ¿tu conoces el bien?, ¿tu eres bueno? Si tus respuestas son afirmativas entonces puedes enseñar virtudes. Pero, en lo poco que he vivido estoy convencido que uno solo es Bueno. Yo no. Él sí. Solo Él nos puede enseñar a ser buenos. Nuestras pretensiones de enseñantes de bondad solo serán una pantomima, una sombra. Las sombras dependen de una realidad. A lo mucho puedo aspirar a ser proyección de ese Bueno. Si el desaparece, yo también. Si Él desaparece el Bien también se va. Si Él no esta no puede haber bondad, no puede haber virtud.
Vano oficio de quienes quieren enseñar las virtudes sin Él, sin Dios.
Carlos Pacahuala Montenegro.
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