
Hace alguns días vengo investigando directamente sobre los emos.
He podido encontrar diversas peculiaridades sobre ellos, y como ad intra tienen una especie de segmentación, pues no todos son iguales. Es decir no todos se cortan el cuerpo o se deprimen. Quiza lo único homogéneo entre los diversos segmentos son los similares estilos de corte de cabello.
Entre los emos propiamente dichos no existe ningún tipo de exceso distinto al de cualquier adolescente de nuestros días. Son tan comunes y corrientes como cualquier muchacho de 14, 15 , 16 17 o 18 años. Es más, puedo decir en su favor, que los emos están hambrientos de una identidad. Esa identidad clama con gran rebeldía peculiaridad por todos lados. Nada de raro en su pretensión.
Los emos podrían considerarse como una "cultura" más entre las ya existentes: dark, góticos, rasta, punk,... "cultura" responde a una autodenominación que ellos hacen de si. Y francamente puedo afirmar que tienen los componentes de lo que hoy se quiere reconocer como una cultura.
Ahora bien, si son una cultura, y estamos en la ÉPOCA DE LA INTERCULTURALIDAD ¿por què no preocuparnos por conocerles en lugar de lapidarlos a la distancia? ¿qué le han hecho al mundo? ¿existir? No. Lo que le han hecho al mundo y a la educación es restregarle en la cara más lavada que la sociedad no responde a sus expectativas, que las respuestas que se les brinda no satisfacen, ya el mundo no significa nada. Lo inmediato ha poseido a lo mediato.
¿Cúando hemos visto esta insatisfacción en el hombre? La hemos visto justo antes de que se dieran las grandes épocas de la historia. Somos expectantes, aun no concientes, de que estamos sintiendo los dolores de parto de una nueva época. ¿En dónde estamos en este gran cambio? es la pregunta que debemos responder urgentemente.
Los emos no son más que una expresión de lo que ya cansó al hombre de hoy.
Algunos hemos sido emos toda nuestra vida y no nos hemos dado cuenta nunca. No nos espantemos de ellos. Acojámolos con aprecio y cariño, que quiza eso es lo que ni sus familias ni e mundo de hoy le puede dar: amor.
La Crisis del mundo de hoy es una crisis del amor.
Carlos Pacahuala Montenegro