
Mi mamá me contó que cuando niño, por la enfermedad que tuve, la cual casi me cuesta la vida, me encomendó al Señor de los Milagros. Será por eso mi sensibilidad ante la imagen que sale en procesión. No puedo evitar la emoción al ver al Señor acercarsé a donde le espero.
La búsqueda constante que hago de Dios en medio de todo cuanto me rodea me lleva en muchas a ser extremadamente exigente y rígido. Lamentablemente son muy pocas personas que entienden que cuando se busca a Dios en medio de la vida ordinaria hay que exigirse mucho, y a la vez exigirle a los demás, porque si no le exigó a quienes están a mi lado, entonces cómo encontrarán ellos a Dios.
Buscaré a Dios este 18 de octubre en medio de las gentes en las calles de Lima. Se que le encontraré allí, en medio del mundo. En medio de la vida ordinaria.
Se que tendré que luchar con un mar humano, pero la lucha es lo que hace que el triunfo nos de sosiego.
Vamos al encuentro del Señor exigiéndonos en todo lo que hagamos. Salgamos a buscar al Señor de los Milagros en las calles sin hacer cosas raras o extraordinarias, encontrémosle y luego luchemos por seguirlo. Habrá mucha gente que tembién quiere seguirlo, que ellos no sean un obstáculo para caminar, sino ocasión de ayuda que alivia la fatiga.
Carlos Pacahuala Montenegro
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