
Tal parece que el mundo de hoy, en el que los Derechos Humanos parecen estar presente más vivamente en las conciencias de las gentes, nos recuerda a cada instante la miseria humana, pues resulta penoso tener que hablar sobre la muerte de personas a manos de otras personas. Jamás considero necesario la muerte de personas para obtener un bien menor a ellas.
No resulta novedoso encontrar en la historia genocidios. El primero de ellos fue el que sufrimos nosotros los cristianos católicos en los inicios de nuestra historia con las persecuciones romanas. Luego vino, no sin precedentes, el genocidio de La Vendé en la Francia Revolucionaria. Este pueblo de labradores, firme en su fe, se resistió a la Revolución Francesa siendo arrasado por las tropas ilustradas que hoy algunos ignorantes defienden.
El genocidio más publicitado fue el los Nazis a los judíos. Aunque los judíos no fueron las únicas víctimas. Ese pueblo judío, de alguna manera, se encuentra el día de hoy en su antiguo territorio. Aunque es un estado creado en papeles por los Estados Unidos para ejercer un control en la zona.
Este pueblo de Israel que sufrió el dolor de la matanza de sus hermanos parece amnésico. Ninguna protesta de su parte se ha escuchado ante el ataque que sus autoridades han lanzado en la Franja de Gaza.
No quiero entrar en cuestiones políticas ni económicas, solo quiero tener presente que no es posible que quienes sufrieron el dolor busquen, o sean indiferentes, ante el dolor de los otros. Eso es algo que no cabe en un razonamiento verdaderamente humano.
Puede que la mentalidad occidental no sea a la oriental. Pero la conciencia es el tribunal más fiel de nuestras acciones u omisiones, y eso es igual en todo hombre.
Espero Israel que se enrrostre en su faz el dolor de tus antepasados y puedas volver tu mano a a quienes son inocentes. No seas la víctima convertida en verdugo. Ni el tronco de Jesé convertido en hacha Babilónica.
Carlos Pacahuala Montenegro
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias