El año 2004 llegué a trabajar al colegio parrroquial Nuestra Señora de Cocharcas en los Barrios Altos de Lima. Esta fue mi primera experiencia en la enseñanza de la especialidad que tanto amo: Educación Religiosa Católica. Durante mi permanencia aprendí muchas cosas, pero la más importante fue el valorar y querer a cada uno de mis alumnos. Este querer a mis alumnos me llevó muchas veces a postergar intereses personales, así somos los maestros. Grande fue mi dolor cuando tuve que dejar el colegio el año pasado, sentía que dejaba de ser maestro, pues un maestro sin alumnos no es maestro. Han pasado algunos meses y el día de hoy han venido a visitarme un par de alumnos de la Promoción 2008 "Teresa de Calcuta", acompañados de su Tutora y la Presidenta del Comité de Aula, para pedirme que sea su Padrino de promoción.
Me he llenado de emoción por tal designación, pues las palabras de mi alumno Javier Guerrero al pedirme que los apadrine fueron: "Por todo lo que hemos vivido juntos". Así es, un maestro no solo imparte doctrina y lineamientos, un maestro transmite vida, un maestro y sus alumnos comparten sus propias vidas poniéndolas frente a frente, ambos decididos a ser ellos mismos.
Gracias Promoción 2008 del Colegio Parroquial Nuestra Señora de Cocharcas. Ahora se que no me equivoque en exigirles tanto. Ahora se que realmente para ustedes fui un MAESTRO.
Carlos Pacahuala Montenegro
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