
El día de ayer a las 4.30pm nos ha llegado a Palacio de Gobierno el Presidente de la República Popular China. Fue recibido por el Presidente Alan García y todo el Gabinete para luego entregarle la mayor condecoración que otorga el Perú.
No cabe duda que este Señor representa la mayor esperanza en materia económica para todo el mundo occidental. Pero, ¿su moral?. No podemos ocultar la realidad.
En la China se encuentran las peores condiciones laborales para los obreros, llegando a ser tratado literalmente como esclavos en pleno siglo XXI. Los ciudadanos de esa nación no pueden expresar su opinión con respecto a la política del gobierno. La prensa esta censurada. Los católicos no pueden expresar librementes y muchos de los obispos son encarcelados injustamente. Y como si fuera poco existe esa maldita LEY DEL HIJO ÚNICO.
Los principales derechos, libertad de expresión, libertad de prensa, libertad de conciencia, libertad religiosa y derecho al trabajo digno y a la vida no se respetan en esa nación por causa de sus gobernates, comandados por el Presidente recién condecorado por "TODOS LOS PERUANOS", pues el acto de Alan García no es un acto personal, es un acto de la Nación peruana.
Como si fuera poco, el Presidente del Congreso se atreve a elogiar a Mao, y a Ping. ¿Acaso no sabemos que clase de asesinos han sido ese par? No tengo rencor. Pero, me indigna esos actos protocales. Esa diplomacia hipócrita reinante en todo el mundo.
Como si fuera poco los alumnos del Colegio Juan XXIII le han recibido (o lo recibirán) con gran entusiasmo. Por favor, ese colegio no solo es chino, es CATÓLICO.
BASTA. YO NO QUIERO DARLE NINGUNA CONDECORACIÓN A ESE SEÑOR. NO QUIERO APLAUDIR SUS MANIOBRAS ECONÓMICAS INHUMANAS.
Respeto a todas las personas por serlo. Pero, no me pidan que las aplauda y las reciba como si fueran MESÍAS. El único Mesías que conozco es Jesucristo.
Carlos Pacahuala Montenegro
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