Es cierto que los contenidos de las películas son ficción. Pero sin realidad no habría ficción. ¿Qué realidad de Arthur llamó mi atención? ¿Su locura?, ¿sus asesinatos?, ¿su declarada actitud "apolítica"? No. Lo que atrajo mi interés fue la actitud de madre putativa.
He tenido el privilegio de crecer con clarísima conciencia que mi madre me protegía, me sostenía, me lanzaba hacía adelante, me amaba, me gustaba estar en casa. Con ella aprendí de manera muy práctica y sumamente didáctica que palabras como ataraxia, cinismo, parquedad o pusilanimidad jamás estarían en mi vida.
A diario veo con asombro como mi esposa se entrega por nuestra hija. Desde ahora sé como será cuando sea más grande. Y estoy tranquilo con ello.
No he necesitado ningún libro para darme cuenta como son las mamás con sus hijos y advertir que ellas nunca dejan de dar vida. Somos lo que ellas han querido que seamos.
Pero ¿cómo era la madre de Arthur? Era una loca muda. Ella no concibió un psicópata, su silencio sí. Él se rebeló ante eso y la destruye, no por la mentira de su origen, sí por su silencio voluntario que le arruinó la vida. Cuando una madre calla en mundo se vuelve más inhumano, mas ruin. Lo humano es que una madre nunca deje de hablar con sus palabras, con sus miradas, con sus gestos, con sus pausas, sus esperas, con su cariño. Podemos correr el riesgo de concluir que la sociedad fue la que generó al Guasón. No. La que generó al psicópata fue el silencio materno.
¿Todo esto ayuda a educar? Sí. ¿Podemos pensar que una madre nunca advierte lo que le pasa a su hijo? Háganle está pregunta a cualquier adolescente. Ya verán la respuesta.
Esta semana les lancé ese cuestionamiento a mis estudiantes cuando debatían sobre la obra "Paco Yunque". La mamá de Paco nunca hizo nada para defender a su hijo ¿nunca se dio cuenta?, ¿no lo hizo por qué era muy humilde?, ¿humildad es sinónimo de cobardía?, ¿el silencio de la madre se justificaba?
¿El silencio de una madre, sea cuerda u orate, pobre o rica, humilde o soberbia, tiene justificación?
He visto como cuando alguna mamá calla hace que su hijo viva la vida como una ficción, como una fantasía, para escapar del mundo, de su madre porque para un hijo ella es su mundo, con ella vino al mundo.
Un hijo no puede soportar que una madre calle, eso le duele, traspasa, vuelve loco. Esto es una realidad, no ficción.
Carlos Pacahuala Montenegro.
Aprendo
viernes, 18 de octubre de 2019
viernes, 11 de octubre de 2019
"El Guasón" ¿ayuda a educar?
Al ser concebidos nuestra primera experiencia esta relacionada con nuestra madre. Esa experiencia original sobre la que no ejercemos dominio marcará toda nuestra historia, así le pasará a Arthur.
¿Existe en nuestra persona otros aspectos o condiciones sobre los que tampoco podemos hacer nada? ¿Somos producto de la sociedad? ¿la sociedad nos arrincona y nos lanza a ser presa de nuestras propias anomalías? ¿Terminamos disculpando la brutalidad contra la sociedad por que quien la comete fue víctima primero de esa sociedad?
¿Existe en nuestra persona otros aspectos o condiciones sobre los que tampoco podemos hacer nada? ¿Somos producto de la sociedad? ¿la sociedad nos arrincona y nos lanza a ser presa de nuestras propias anomalías? ¿Terminamos disculpando la brutalidad contra la sociedad por que quien la comete fue víctima primero de esa sociedad?
En toda la película "El Guasón" se desarrolla una tensión entre la persona y su entorno, este es una parte de su valor educativo. Un adolescente, y algunos que hace mucho dejaron de serlo, buscan su lugar en la sociedad, quieren ser vistos, quieren ser tomados en cuenta. Por ello su constante temeridad, su rebeldía, su negación a toda su herencia y su crítica a todo lo que lo define. En nuestros estudiantes también se desarrolla esa "tensión". Por ello, proponerles el análisis de la figura del Guasón les será atractivo y conforme se le analice polarizará al grupos, surgirán los extremos, como en Gótica.
No podemos perder de vista el la mirada humana al personaje: es un enfermo mental con medicación. ¿Es consciente de sus actos una persona con esa condición? No. ¿Podemos hacer responsable de sus actos a un demente? No. ¿Las personas que alaban, siguen, avalan, imitan y vuelven líder a un demente están procediendo con "normalidad"? No. El demente no tiene culpa de su enfermedad, la masa estupidizada, enceguecida y amparada en el anonimato es culpable, su locura voluntaria es reprochable. A lo largo de la historia los más grandes genocidas han tenido el soporte del voto de las masas. ¿Y no hay mirada humana para las masas? Lamentablemente la historia con su silencio ha disculpado siempre el actuar de las gentes, eso es inhumano. Lo humano es juzgar: el imperio de las mayorías siempre nos han destruido, su dictadura siempre nos han deshumanizado. Espero nunca ser parte de ese grupo y esto es algo que si puedo decidir. La sociedad nunca hará de mi lo que no quiero por más que sean "MÁS", así su brutalidad sea descomunal. La justificación de la dialéctica nunca avalará el mal.
Lee este artículo después de ver el film. Estoy seguro que me entenderás mucho mejor
Carlos Pacahuala
lunes, 7 de octubre de 2019
"La invención de la soledad" de Paul Auster ¿Ayuda a educar?

"La invención de la soledad", en su primera parte, generó en mi diversas emociones aún palpitantes en mi corazón. Emociones que han surgido por sentirme identificado con el tipo del padre del protagonista. Identificación que quiero alejar, que quiero vencer, desafortunadamente a veces pierdo. Y no pierdo sólo. Como en toda lucha llevamos a la victoria a quienes tenemos a nuestro lado o las arrastramos a la caída, a la derrota. Mi gran lección es que yo no quiero ser ausente como padre. Contra ese gran miedo lucho a cada instante. A veces no sé como ganar esa batalla pero de verdad que hago el intento.
Lo bueno es que cada día se puede volver a empezar. Retomar mis manos partidas y mi alma oscurecida y lanzarme otra vez, vencer o perder, una dinámica que tendrá un día su fin: el día de la victoria final. Porque aunque salga más veces vencido que victorioso no dependerá de ello el resultado final, dependerá de la valoración de aquellas por los que luché. Ellas juzgarán si valió la pena.
De la segunda parte de la obra de Auster puedo entender algo muy sencillo "nuestros hijos nos salvan". Y eso es verdad, mi hija me salva cada día: de mi, de los problemas.
De esta parte de la novela es de donde pueden salir los más grandes recursos para educar. El autor hace un gran despliegue cultural que me resultó un reto seguir, no pude evitar googlear en varias ocasiones para entenderlo, para seguirlo. Aquí está lo útil para la escuela. No solo por la cantidad de la información sino por como toda la cultura humana, sea el tiempo que sea, venga de quien venga, nos interpela, nos lee, nos descubre, nos salva.
Esta obra de Auster, a mi juicio, habla de la ausencia y la presencia. Las ausencias, los silencios no condenan, son muerte. Las presencias son vida, nos salvan.
viernes, 20 de septiembre de 2019
"Los niños del Fuhrer" de Kari Rosvall ¿Sirve para educar?
Me he sentido desolado en incontables momentos de mi vida. Más de una vez ha sido el único sentimiento que gobernaba todos mis actos. Seguro lo vuelva experimentar, no puedo evitarlo como tampoco puedo prever los niveles que alcanzará la próxima vez. El juicio que se me puede hacer de ello sería tan diverso como las personas que leen este post. Pero, ello no impedirá que la desolación cubra mi existencia nuevamente.
Hay situaciones en la vida que no gobernamos, no dependen de nosotros: nuestros padres, las circunstancias en las que fuimos concebidos, nuestros rasgos... no dependieron de uno mismo, se nos vino donado sin pedirlo y nada podemos hacer ante ello. Cuando tomamos conciencia de las situaciones originales de nuestra existencia las asumimos sin ningún cuestionamientos y no las discutimos sino hasta la adolescencia donde hasta llegamos a pensar que fuimos adoptados. Una manera de rechazar lo que significan los padres en ese momento.
La historia de Kari Rosvall es la búsqueda constante de sus orígenes. Ella fue una de las niñas parte del programa nazi "Lebensborn". Su historia es una de esas pocas que tiene un edificante final.
Un adolescente conocería que fue el programa de Lebensborn, se vería impulsado a conocer sobre los nazi y sus grandes jefes. Entraría a una parte de la historia de la humanidad que no podemos dejar de conocer. Y claro, tomar postura por lo sucedido a Kari y el actuar de los personajes (reales todos) brotaría de manera natural. Sería un deleite para nuestros estudiantes JUZGAR a los padres de la protagonista.
Conozco a algunos adolescentes que me han confiado no saber quién es su padre, que sus madres nunca se lo han dicho. Otros sufren porque sus padres estás sumergidos en situaciones de vida tan deplorables que prefieren anular mental y socialmente su existencia, otros quisieran cambiar de padres por lo que han vivido con ellos. Creo que al leer "Los niños del Fuhrer" algo en ellos cambiaría y probablemente la desolación que experimentan podría empezar a desaparecer.
Siempre depende de uno mismo dar el salto para salir de los estados emocionales más difíciles. En mi caso leer siempre me ha ayudado a hacerlo.
Dudo que lo que escribo ayude a alguien. Pero si creo que leyendo las obras que comentó lo hagan.
Espero que este post no sepa a poco. Como siempre quedo sujeto a sus críticas por cualquier medio.
Carlos Pacahuala M.
Hay situaciones en la vida que no gobernamos, no dependen de nosotros: nuestros padres, las circunstancias en las que fuimos concebidos, nuestros rasgos... no dependieron de uno mismo, se nos vino donado sin pedirlo y nada podemos hacer ante ello. Cuando tomamos conciencia de las situaciones originales de nuestra existencia las asumimos sin ningún cuestionamientos y no las discutimos sino hasta la adolescencia donde hasta llegamos a pensar que fuimos adoptados. Una manera de rechazar lo que significan los padres en ese momento.

Un adolescente conocería que fue el programa de Lebensborn, se vería impulsado a conocer sobre los nazi y sus grandes jefes. Entraría a una parte de la historia de la humanidad que no podemos dejar de conocer. Y claro, tomar postura por lo sucedido a Kari y el actuar de los personajes (reales todos) brotaría de manera natural. Sería un deleite para nuestros estudiantes JUZGAR a los padres de la protagonista.
Conozco a algunos adolescentes que me han confiado no saber quién es su padre, que sus madres nunca se lo han dicho. Otros sufren porque sus padres estás sumergidos en situaciones de vida tan deplorables que prefieren anular mental y socialmente su existencia, otros quisieran cambiar de padres por lo que han vivido con ellos. Creo que al leer "Los niños del Fuhrer" algo en ellos cambiaría y probablemente la desolación que experimentan podría empezar a desaparecer.
Siempre depende de uno mismo dar el salto para salir de los estados emocionales más difíciles. En mi caso leer siempre me ha ayudado a hacerlo.
Dudo que lo que escribo ayude a alguien. Pero si creo que leyendo las obras que comentó lo hagan.
Espero que este post no sepa a poco. Como siempre quedo sujeto a sus críticas por cualquier medio.
Carlos Pacahuala M.
viernes, 13 de septiembre de 2019
"Algún día te mostraré el desierto - Diario de paternidad" de Renato Cisneros ¿Ayuda para educar?
Debo confesar que "Algún día te mostraré el desierto" fue la primera obra que leí de Renato Cisneros reiniciando así el introspectivo placer de leer. Volví a sumergirme y refugiarme en la lectura. Escapé un rato de la realidad circundante para entrar en esa otra realidad que se nos descubre en cada línea leída de un libro. Leer me salvó.
Nunca antes hubiera pensado tomar entre mis manos un libro que no tuviera un matiz religioso, sin embargo este libro tuvo mucho de un acto de fe, humana y divina.
Ponerme frente de este libro me daba la posibilidad de entrar en la vida de alguien que esperaba me diera pistas de cómo asumir el rol que más me asustó tener en mi vida: ser padre. Al darme cuenta que el autor tuvo, y quizá tiene, los mismos miedos que yo me ha ayudado a entenderme un poco más. Por primera vez sentí que hablaba con alguien que parecía leerme y contarme mis afanes, miedos e incertidumbres entorno a la paternidad. Ciertamente toda obra literaria tiene algo de realidad y de ficción. Ahora estoy convencido que a veces es mejor creer que algunos de nuestros grandes dolores son ficción para que nos afecten menos, para que no duelan tanto. Confiar en que el testimonio de otro como tú puede en cierto sentido salvarte es una acto de fe humana.
Leyendo a Cisneros descubrí que su autoproclamada falta de fe en lo divino tenía un origen muy humano: su padre.
¿Cuánto influye un padre en la vida de la persona? Esa sería una muy buena pegunta para ser respondida en la clase con adolescentes que miran la paternidad con diversidad de emociones contradictorias. Al leer el libro advertirían que casi están como predestinados a seguir el modelo que han recibido y que la influencia de un padre en la vida de uno es insondable, incomprensible, mistérica y a la vez necesaria. Aprenderían que nunca terminaremos de entender que nuestros actos trascienden la materialidad de los hechos fácticos para dejar una gran estela de consecuencias inmedibles. Un acto nos convierte en padres, un acto nos convierte en hijos y ese mismo acto tiene consecuencias que jamás podremos medir. ¿Que un adolescente entienda esto no es suficiente? ¿No es acaso interesante que un adolescente entienda que lo más importante de su vida nunca lo va a entender del todo?
Andamos preocupados en que los alumnos aprendan, que desarrollen competencias. ¿Nos hemos puesto a pensar que nadie prepara para ser competentes como padres? ¿Qué contiene esa competencia?
Estamos en crisis de paternidad. Por lo menos esa es mi experiencia. Antes nuestros padres pasaban poco tiempo en casa porque estaban trabajando. Esa era nuestra certeza que derrumbaba cualquier miedo. Hoy muchos niños y adolescentes no saben quien es su padre y si lo saben no tienen la más mínima idea de dónde está ni qué esta haciendo. Donde no hay certezas hay dudas, sospecha, miedo, dolor y por ello odio e irá. Veo ante mis ojos mucho dolor, odio e irá incontenible.
En nuestra sociedad la figura del padre ha sido despellejada, por ello resulta apremiante abordarla como parte de nuestras propuestas de aprendizaje. Con suma sencillez podemos plantear un proyecto que desarrolle el juicio crítico de toda la obra de Cisneros porque resulta contemporáneo y cercano, alguien público que se expone en los medios, alguien que es objeto de admiración por la fama televisiva; las diversas áreas podrían tratar cuestiones referidas al inicio de la vida y el rol del padre en la crianza;debatir si aún el padre es necesario, siendo que en algunos ámbitos se quiere desaparecer a los hombres; analizar los índices de hogares monoparentales donde no hay padres y hacer tesis sobre las posibles causas de este fenómeno social para luego proponer soluciones viables en su entorno inmediato.
Espero sirva en algo mi sencilla propuesta.
Quedo atento a sus críticas. Espero no sepa a poco lo que hoy he escrito.
Carlos Pacahuala
Nunca antes hubiera pensado tomar entre mis manos un libro que no tuviera un matiz religioso, sin embargo este libro tuvo mucho de un acto de fe, humana y divina.

Leyendo a Cisneros descubrí que su autoproclamada falta de fe en lo divino tenía un origen muy humano: su padre.
¿Cuánto influye un padre en la vida de la persona? Esa sería una muy buena pegunta para ser respondida en la clase con adolescentes que miran la paternidad con diversidad de emociones contradictorias. Al leer el libro advertirían que casi están como predestinados a seguir el modelo que han recibido y que la influencia de un padre en la vida de uno es insondable, incomprensible, mistérica y a la vez necesaria. Aprenderían que nunca terminaremos de entender que nuestros actos trascienden la materialidad de los hechos fácticos para dejar una gran estela de consecuencias inmedibles. Un acto nos convierte en padres, un acto nos convierte en hijos y ese mismo acto tiene consecuencias que jamás podremos medir. ¿Que un adolescente entienda esto no es suficiente? ¿No es acaso interesante que un adolescente entienda que lo más importante de su vida nunca lo va a entender del todo?
Andamos preocupados en que los alumnos aprendan, que desarrollen competencias. ¿Nos hemos puesto a pensar que nadie prepara para ser competentes como padres? ¿Qué contiene esa competencia?
Estamos en crisis de paternidad. Por lo menos esa es mi experiencia. Antes nuestros padres pasaban poco tiempo en casa porque estaban trabajando. Esa era nuestra certeza que derrumbaba cualquier miedo. Hoy muchos niños y adolescentes no saben quien es su padre y si lo saben no tienen la más mínima idea de dónde está ni qué esta haciendo. Donde no hay certezas hay dudas, sospecha, miedo, dolor y por ello odio e irá. Veo ante mis ojos mucho dolor, odio e irá incontenible.
En nuestra sociedad la figura del padre ha sido despellejada, por ello resulta apremiante abordarla como parte de nuestras propuestas de aprendizaje. Con suma sencillez podemos plantear un proyecto que desarrolle el juicio crítico de toda la obra de Cisneros porque resulta contemporáneo y cercano, alguien público que se expone en los medios, alguien que es objeto de admiración por la fama televisiva; las diversas áreas podrían tratar cuestiones referidas al inicio de la vida y el rol del padre en la crianza;debatir si aún el padre es necesario, siendo que en algunos ámbitos se quiere desaparecer a los hombres; analizar los índices de hogares monoparentales donde no hay padres y hacer tesis sobre las posibles causas de este fenómeno social para luego proponer soluciones viables en su entorno inmediato.
Espero sirva en algo mi sencilla propuesta.
Quedo atento a sus críticas. Espero no sepa a poco lo que hoy he escrito.
Carlos Pacahuala
sábado, 7 de septiembre de 2019
"La distancia que nos separa" de Renato Cisneros ¿cómo puede servir para educar?
No pretendo hacer un crítica literaria con este y los próximos post que publicaré. Mi intención es dar a conocer mi visión de educador que pueda servir para otros educadores que buscamos constantemente responder a las necesidades de nuestros estudiantes. Puede que mis lectores sea un grupo pequeño, pero nunca me he sentido parte de las mayorías, por tanto quedaré muy satisfecho saber que mis intereses los comparto con algunos cuantos que nos apasiona educar.
Leer "La distancia que nos separa" fue para mi emotivo, descubridor, instructivo y educativo.
Fue emotivo porque sin darme cuenta de mis ojos rodaron lágrimas cuando la madrugada en que leí el episodio en que el autor narra la muerte de su padre y como ese fue el inicio en que él, el autor, empieza dejar de creer. No saben como me ayudo a entender que algunos golpes en la vida nos marcan para todo el resto de lo que nos quedo de existencia. Nuestra mirada a los demás cambia a conocer más lo que cada uno vivió. Me descubrió que entrar en la vida de las personas es un reto impostergable si queremos ayudarle. Todo maestro quiere ayudar a sus estudiantes, nuestra única alternativa: conocer la vida de cada estudiante.
Me ha resultado instructivo porque la novela desarrolla momentos del militarismo iniciado con Velasco y describe episodios del comienzo del terrorismo y las primeras iniciativas por acabarlo. Resultaría interesante ir leyendo la novela y goglear los personajes y episodios para conocer la historia reciente de nuestro país. Pero, además sería riquísimo el análisis de la situación socioeconómica de esos tiempos y cómo desde todos los sectores tuvieron que enfrentar las necesidades que se le presentaban y transformaron su vida hasta nuestros días
Desde el área de religión podría analizarle el fenómeno del ateísmo y cómo se genera conforme la Gaudium et spes.
El valor educativo está descontado en esta novela porque además de todo nos permite conocer la influencia del padre en la vida de la persona. Como el padre, presente o asuente, marca la vida de cada uno. Esto resulta muy útil en nuestra sociedad porque el valor de la madre en muchas ocasiones ha diluido o anulado la figura del padre hasta el punto de considerarlo innecesario o poco influyente en la crianza relegándolo a la provisión de bienes para la manutención física de las personas.
Sé que quienes lean esta novela podrán descubrir mucho más. Desde aquí he dado mi sencillo punto de vista, espero sirva para educar.
Quedo sometido a sus críticas, siempre bienvenidas.
Carlos Pacahuala
Leer "La distancia que nos separa" fue para mi emotivo, descubridor, instructivo y educativo.
Fue emotivo porque sin darme cuenta de mis ojos rodaron lágrimas cuando la madrugada en que leí el episodio en que el autor narra la muerte de su padre y como ese fue el inicio en que él, el autor, empieza dejar de creer. No saben como me ayudo a entender que algunos golpes en la vida nos marcan para todo el resto de lo que nos quedo de existencia. Nuestra mirada a los demás cambia a conocer más lo que cada uno vivió. Me descubrió que entrar en la vida de las personas es un reto impostergable si queremos ayudarle. Todo maestro quiere ayudar a sus estudiantes, nuestra única alternativa: conocer la vida de cada estudiante.
Me ha resultado instructivo porque la novela desarrolla momentos del militarismo iniciado con Velasco y describe episodios del comienzo del terrorismo y las primeras iniciativas por acabarlo. Resultaría interesante ir leyendo la novela y goglear los personajes y episodios para conocer la historia reciente de nuestro país. Pero, además sería riquísimo el análisis de la situación socioeconómica de esos tiempos y cómo desde todos los sectores tuvieron que enfrentar las necesidades que se le presentaban y transformaron su vida hasta nuestros días
Desde el área de religión podría analizarle el fenómeno del ateísmo y cómo se genera conforme la Gaudium et spes.
El valor educativo está descontado en esta novela porque además de todo nos permite conocer la influencia del padre en la vida de la persona. Como el padre, presente o asuente, marca la vida de cada uno. Esto resulta muy útil en nuestra sociedad porque el valor de la madre en muchas ocasiones ha diluido o anulado la figura del padre hasta el punto de considerarlo innecesario o poco influyente en la crianza relegándolo a la provisión de bienes para la manutención física de las personas.
Sé que quienes lean esta novela podrán descubrir mucho más. Desde aquí he dado mi sencillo punto de vista, espero sirva para educar.
Quedo sometido a sus críticas, siempre bienvenidas.
Carlos Pacahuala
domingo, 1 de septiembre de 2019
¿Todo libro educa?
Esta pregunta siempre me la hice. Y muchas veces descarté lecturas por considerar que no ayudaban a educar. El tiempo ha pasado y ahora estoy convencido que todo libro aporta de alguna manera a la educación. Y está contribución puede que no esté en la intención del autor. Mas yo como educador si podría buscar que cada obra literaria que llegué a mis manos sirva en mi accionar.
Cuando leo me es inevitable descubrir en cada página lo útil para mis clases o diversos proyectos en la escuela.
¿Toda obra será útil? Hoy creo que sí. Por ello, en las próximas publicaciones comentaré algunas novelas o cuentos que he leído últimamente y cómo he encontrado en ellas insumos para seguir educando.
Espero sea razonable todo lo que escriba. Si no fuera así quedo como siempre expuesto a las críticas, a la criba de lo que pienso.
Carlos Pacahuala
Cuando leo me es inevitable descubrir en cada página lo útil para mis clases o diversos proyectos en la escuela.
¿Toda obra será útil? Hoy creo que sí. Por ello, en las próximas publicaciones comentaré algunas novelas o cuentos que he leído últimamente y cómo he encontrado en ellas insumos para seguir educando.
Espero sea razonable todo lo que escriba. Si no fuera así quedo como siempre expuesto a las críticas, a la criba de lo que pienso.
Carlos Pacahuala
sábado, 31 de agosto de 2019
Recomenzar
Desde hace mucho que no escribo en mi blog. He decidido que es momento de volver a empezar.
Volver a empezar siempre me ha generado cierto temor. Pero, en los últimos meses esa idea me ha rondado mucho por la cabeza y espero concretar esos cambios en el corto plazo. Los factores que me han impulsado han sido la serie de dificultades que se me han presentado en mi labor, nada fácil, de Director del colegio donde comencé como profesor de Religión.
Por ahora el único cambio posible que me puedo dar el lujo de ejecutar es retomar este blog y la lectura.
Espero que aquello que publique en los próximos días y meses sea del interés de quienes accedan a este espacio.
Aceptaré todo tipo de críticas. No sé si en algunas de esas críticas encuentre algo nuevo pero anhelo profundamente encontrar datos que me revelen más de mi. Espero aprender.
Volver a empezar siempre me ha generado cierto temor. Pero, en los últimos meses esa idea me ha rondado mucho por la cabeza y espero concretar esos cambios en el corto plazo. Los factores que me han impulsado han sido la serie de dificultades que se me han presentado en mi labor, nada fácil, de Director del colegio donde comencé como profesor de Religión.
Por ahora el único cambio posible que me puedo dar el lujo de ejecutar es retomar este blog y la lectura.
Espero que aquello que publique en los próximos días y meses sea del interés de quienes accedan a este espacio.
Aceptaré todo tipo de críticas. No sé si en algunas de esas críticas encuentre algo nuevo pero anhelo profundamente encontrar datos que me revelen más de mi. Espero aprender.
jueves, 24 de agosto de 2017
Los maestros
La huelga de mis colegas no me puede ser ajena porque compartimos la misma profesión, aunque no sé si la misma vocación.
Quienes nos asumimos maestros por vocación nunca estamos de huelga. Nuestra vida misma está impregnada con nuestro ser maestro. Nadie nos puede despedir porque las condiciones propias del ser no nos las quita nadie. En la evaluación de nuestras acciones somos más exigentes que cualquiera con estándares internacionales. Ante cada error somos los primeros en juzgarnos con rigurosidad porque entendemos que en cada caída nos hemos fallado a nosotros mismos, a nuestros estudiantes, a nuestros padres, a nuestras cónyuges, a nuestros hijos, a Dios. Antes que cualquier proceso de las autoridades ya nos hemos procesado con mayor rigurosidad por nuestra conciencia. Solo necesitamos los recursos didácticos que tenemos o nos inventamos los que no tenemos porque para nosotros lo más importante es que nuestros estudiantes aprendan. Tenemos muy presente que somos muy importantes para la vida de nuestros estudiantes y que digan lo que digan las teorías las mejoras en la educación depende siempre de nosotros. Que no solo los estudiantes son el centro de la educación, somos los dos: mi estudiante y yo como maestro. El centro de la educación es el encuentro personal, con nuestras historias, con nuestras expectativas, con todo nuestro ser. Los procesos de aprendizaje y enseñanza nunca están separados.
Todo lo que queda fuera de los escrito son los maestros de profesión.
Todo lo que queda fuera de los escrito son los maestros de profesión.
miércoles, 2 de diciembre de 2015
¿Por quién no votaré?
Hoy me pregunté cuál sería la herencia que le dejaría a mi hija. Después de mucho meditar he llegado a la conclusión que la mejor herencia que le dejaré serán las decisiones que tome sobre ella.
Cuando se lo he comentado a alguien me dijo que las decisiones no son tangibles y que resulta demasiado idealista mi "herencia". Además, que mi pretensión denota cierto aire controlador del destino de mi hija.
Es cierto que las decisiones no son tangibles. Pero, lo serán. Lo que hoy decido sobre mi hija puede que no se note inmediatamente. Pero, podrá ser percibido por todos los sentidos de las personas que la rodeen en poco tiempo. Lo que decida en un instante tendrá repercusión no solo en su vida sino en quienes le rodean. Qué más tangible que ello.
Idealista. Uno de los problemas de las generaciones presentes es la carencia de grandes ideales. Todo ideal trasciende el ámbito individual de la persona para dar paso a un compromiso comunitario. ¿No son acaso nuestro ideales lo que muchas veces nos mueven a la acción? ¿Alguien puede decir que el hombre no necesita de ideales para vivir? Son incontables las veces en que mis ideales los que me han permitido seguir adelante ante tenebrosas situaciones en la vida diaria.
Control. El control no es sinónimo de esclavitud. Por el contrar es propio de las personas enteramente libres y por ello, conscientes de las consecuencias de sus actos, controlan todo lo que hacen y dejan de hacer. El control denota orden. Y no solo un orden en arreglar la ropa de tal o cual manera. Orden en la vida, en hacer las cosas conforme se deben hacer ,en el momento que se tienen que hacer, conforme la naturaleza y lo que nuestra recta consciencia indica. Lo más importante en la vida no puede ser producto de la casualidad, de un de repente, de una explosión hormonal.
¿Qué decisiones son las que tomaré sobre mi hija? Muchas de ellas en la intimidad de mi hogar. Otras en la sociedad como el tipo de gobernantes que elegiré. ¿Cómo elegir a un candidato que quiere transformar la cultura? No puedo elegir un candidato que romperá todo aquello que quiero para mi hija.
Un gobernante tiene mucho poder. Yo le otorgo el poder sobre mi y mi familia. Como le puedo dar el poder a alguien que hubiese optado por matarme, por matarnos. No puedo elegir a un proabortista o proeutanasia.

Mi voto es parte de mi herencia. Lo que decida en las elecciones repercutirá no solo en mi persona. Repercutirá en mi hija, en mi familia.
Cuando deposite la cédula de sufragio en el ánfora no quiero que mi mano se manche con la sangre de los inocentes que morirán por ello.
¿Por quién votar? Si saben del candidato díganmelo.
Carlos Pacahuala
sábado, 28 de noviembre de 2015
¿Por quién votaré?
Estamos siendo testigos del inicio del proceso de campaña electoral. Como siempre los votantes nos convertimos en "mirones" de todo cuanto los candidatos se dicen y hacen. Pasamos como a un estado de ataraxia que nos convierte en una "raza distinta" de la que realmente somos.
¿Qué somos? ¿Qué soy? Esta pregunta etiquetada para la adolescencia parece diluirse con el paso de los años. Pero, sobre todo en un momento tan importante como cuando vamos a delegar el poder que tenemos como ciudadanos para que sean otros los que gobiernen, para que sean otros los que tomen las decisiones por nosotros. Para que sean otros los que hagan el cambio.
Pero, ¿nos preguntamos como afectarán los cambios que quieren hacer?, ¿somos conscientes que cambios quieren hacer?
Personalmente me interesa si quieren hacer un tipo de cambio: ¿Quieren cambiar nuestra cultura?, ¿quieren cambiar la sociedad en la que vivirá mi hija? Eso es lo que me interesa saber de cada candidato. Me interesa saber si quieren cambiar la cultura de odio por el de la solidaridad, la cultura de la muerte por la cultura de la vida. O peor aún, saber si quieren instaurar una cultura de muerte. Y lamentablemente muchos de ellos quieren esa oscura cultura del odio, de la irracionalidad, del relativismo, de la muerte, del aborto, del matrimonio gay, de la eutanasia...
Por esos candidatos no votaré. No puedo elegirlos porque atentan directamente a lo que me constituye, a lo que soy: PERSONA. Y no puedo elegir a quienes atentan contra las personas más indefensas, la niños por nacer, los niños en el vientre materno. Yo fui engendrado en el vientre de mi madre. Mi hija fue engendrada en el vientre de mi esposa. Mi madre defendió mi vida cuidándose cada día, tomando las precauciones por mi, dándome todo el amor que podía. Mi esposa y yo caminamos juntos hasta el alumbramiento de mi hija, nos asustamos por ella, nos alegramos por ella, sentimos gran gozo por ella. No puedo elegir a alguien que me dice que le quiere dar el derecho a las madres para asesinar a sus hijos. No puedo votar por alguien que quiere cambiar nuestra cultura de vida por la cultura de muerte.
Nos horrorizamos por como se desangró el Perú en la época del terrorismo. Pero, aplaudimos a quienes quieren aprobar el desangramiento de niños indefensos. Yo no quiero ser un cínico, yo no quiero ser poseído por una especie de ataraxia mental. Yo quiero ser un defensor de la vida porque mi madre defendió la mía, porque mi esposa y yo defendimos la vida de mi hija.
Y si soy un defensor de la vida no puedo votar por un proabortista. Mi elección debe ser por un provida.
Si alguien sabe dónde está ese candidato que me lo diga. Quiero saber, quiero aprender.
martes, 8 de septiembre de 2015
Del Sol a la Educación
Hace algunos siglos todos asumían que el centro del Universo era la Tierra. Después de mucho tiempo se dieron cuenta que el centro era el Sol. Fue un gran impacto para muchos. Pero, no había más que hacer. La verdad se abría paso y solo había que dejarla pasar.
Hoy, nuestra generación debate sobre todo aspectos tecnológicos y económicos. Todo gira en torno a ello. ¿Será ese el centro? No sé que digan los futurólogos y los opinólogos. Pero, como maestro observo que toda nuestra generación ve a la educación como un subproceso para el logro de las metas. ¿Sin educación podemos hablar de metas?
Hace unos días, después de ver a mis alumnos desarrollando algunas acciones tradicionales en el colegio me ponía a pensar: "El centro no es la tecnología, la economía o demás. El centro del quehacer humano es la educación" Sin educación no sabemos como serían los hombres y mujeres del presente y el futuro. Si no se nos educara en diversas cuestiones y aspectos nada tendría sentido. Quizá no conoceríamos al Dios que tanto nos ama. Sin educación el hombre debería volver a empezar en cada generación. Nuestra herencia solo sería imagen estática, invalorada, inapreciada, no decodificada, no dinamizada. Solo viento que pasó y no actuó.
¿No es acaso la educación el centro del quehacer humano? Si es el centro por qué aún no podemos dedicarle más esfuerzo y tiempo. Por qué no podemos mirarla con más aprecio.
Aprender a ser, aprender a hacer,... ¿Aprender a amar? ¿Será mi tarea como educador enseñar a amar a la educación?
Busco respuestas. Pero, como hijo del tiempo que me toco vivir, no tengo tiempo para responder como quisiera. Por ello, les pido que me enseñen. Yo aprendo.
Carlos Pacahuala
lunes, 27 de julio de 2015
El acoso escolar y el "No matarás"
No es mi intención definir, conceptualizar o exponer las características del "Acoso escolar". De eso se han ocupado, y se ocupan, muchísimos especialistas, colegas míos varios de ellos. Mi intención es poder explicar a mis estudiantes cómo es que acosar ("agarrar de punto", en la jerga escolar) a algunos de sus compañeros atenta contra el "No matarás" que nos enseña Dios.
No Matarás. Este es el quinto mandamiento de Dios. ¿Qué implica este mandamiento? Implica el respeto a la vida humana, al hecho de que "La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin" (CEC 2258) Por tanto, toda acción en contra de la vida del hombre ofende profundamente a Dios.
El Bullying, como cualquier tipo de agresión física, moral o sicológica, es un atentado contra la sacralidad de la vida humana. Podría, si me lo permiten los teólogos, considerar que el Acoso escolar es una especie de tortura, porque "usa de violencia física o moral, para... intimidar a los que se oponen" Siendo así, "es contrario al respeto de la persona y de la dignidad humana" (Cf. CEC 2297)
Por tanto, todo aquel o aquellos que inducen o aplican el acoso a cualquiera de sus compañeros están cometiendo un pecado mortal. Consecuentemente, aquellos que son observados pasivos y no denuncian las agresiones a la víctima están cometiendo un pecado grave de omisión. En ambos casos, victimarios y observadores (cómplices) deben arrepentirse y reparar sus actos.
Pero, hemos de reconocer que la persona que es víctima de Acoso tiene derecho a su legítima defensa. Este derecho brota del "amor a sí mismo" (CEC 2264) Pero, "La legítima defensa puede ser no
solamente un derecho, sino un deber grave, para el que es responsable de la
vida de otro. La defensa del bien común exige colocar al agresor en la
situación de no poder causar perjuicio. Por este motivo, los que tienen autoridad
legítima tienen también el derecho de rechazar... a los agresores de la sociedad ...confiada a su responsabilidad." (CEC 2265) Es decir, que el acoso escolar lo debe rechazar la víctima. Pero, además, debe ser rechazado por aquellos que tenemos autoridad en un colegio: los maestros. De no hacerlo incurrimos es una pecado también.
No ha sido mi intención sentenciar a todo como "pecado". Pero, ciertamente lo es. Y por tanto, quienes nos llamamos hijos de Dios debemos hacer todo nuestro esfuerzo posible por combatirlo. Con ayuno, oración y acción. Todos, padres, estudiantes y los maestros.
Si este sencillo post carece de rigurosidad académica y teológica, háganmelo saber. Quiero aprender mejores sustento de la relación que he intentado desarrollar.
Carlos Pacahuala
viernes, 5 de junio de 2015
No se quieren alejar de Dios
A lo largo de nuestra vida pasamos una gran diversidad de experiencias que van configurando nuestro persona, nuestro carácter, nuestra manera de comunicarnos. Adquirimos mil formas de concebir cada aspecto de la vida. Algunos se alejan de su familia, otros deciden acercarse más a ella. Algunos deciden y proyecta su vida, otros simplemente viven y enfrentan cada situación como pueden, y casi sin darse cuenta terminan sin saber lo que querían para sí. Algunos deciden centrar sus esperanzas en sus fuerzas físicas y su capacidad intelectiva; otros decidimos anclar nuestras esperanzas y expectativas en Dios. No pretendo hacer un juicio de la vida de las personas. Solo lo relato por lo que observé en los dos últimos días en el colegio donde laboro hace varios años.

El día de ayer, Fiesta del Corpus Christi, todos los estudiantes junto a sus maestros, prepararon sus oraciones y cantos. Jesús estaría un ratito con ellos. Y estuvo con ellos. Cada quien a su modo le dijo lo que brotó de su corazón. Es cierto que no todos se disponen de igual manera. Muchos se centran en lo que tienen y quieren hacer, ponen sus energías, los nervios les invade por hacer bien las cosas y no equivocarse. Otros, los menos, se dispersan. Esa es la dinámica de los grupos grandes. Pero, si es cierto que todos ponen su esfuerzo en comprender y asumir aquello que le decimos: "Jesús está aquí contigo"
En ambos días todos pusieron su esfuerzo por acercarse a Dios, por darle lo mejor de sí. Cada uno, con sus vidas distintas, con sus objetivos, o sin ellos, con sus modos, con sus vacíos o aciertos, quisieron acercarse a Dios. ¿Basta? Sabemos que no basta. Nunca basta. Pero, no escribo para juzgar, escribo para relatar lo que aprendí. Y aprendí que las personas que me rodean "no se quieren alejar de Dios". Están esperando la oportunidad para decirle que le aman, que le quieren. Aunque no lo digan con su boca, lo dicen con sus actos. ¿Es suficiente? No. Eso lo sé. Pero, tampoco sé porque no hacen más. No sé si pueden más. Cada quien ha vivido una vida distinta, experimentado diversas alegrías y dolores. A cada uno no le cala igual lo que vive. En mi ha calado el amor a Dios que me enseñaron...
...Y siempre vuelvo a lo mismo. Lo más importante en mi vida no es lo que yo hago. Lo más importante es lo que el otro, el distinto a mi, hace por mi.
Gracias Dios mio por darme una lección cada día. Yo solo aprendo.
Carlos Pacahuala
En ambos días todos pusieron su esfuerzo por acercarse a Dios, por darle lo mejor de sí. Cada uno, con sus vidas distintas, con sus objetivos, o sin ellos, con sus modos, con sus vacíos o aciertos, quisieron acercarse a Dios. ¿Basta? Sabemos que no basta. Nunca basta. Pero, no escribo para juzgar, escribo para relatar lo que aprendí. Y aprendí que las personas que me rodean "no se quieren alejar de Dios". Están esperando la oportunidad para decirle que le aman, que le quieren. Aunque no lo digan con su boca, lo dicen con sus actos. ¿Es suficiente? No. Eso lo sé. Pero, tampoco sé porque no hacen más. No sé si pueden más. Cada quien ha vivido una vida distinta, experimentado diversas alegrías y dolores. A cada uno no le cala igual lo que vive. En mi ha calado el amor a Dios que me enseñaron...
...Y siempre vuelvo a lo mismo. Lo más importante en mi vida no es lo que yo hago. Lo más importante es lo que el otro, el distinto a mi, hace por mi.
Gracias Dios mio por darme una lección cada día. Yo solo aprendo.
Carlos Pacahuala
miércoles, 20 de mayo de 2015
¿Se puede enseñar las virtudes, los valores?
Esta pregunta ronda hoy más que nunca en las escuelas. Se invierte en bibliografía cada vez más especializada, se gasta horas de energía planteando proyectos que puedan ser innovadores y respondan a las necesidades de cada lugar, se promueve la investigación en estos temas, diversas instituciones aterrizan sus conclusiones sobre estudios de problemas sociales de la adolescencia en que se debe brindar una formación en valores. Todos los frentes opinan los mismo: periodismo, instituciones gubernamentales, no gubernamentales, Iglesia y demás.
Y ahora, si es más claro. Vivir bien. ¿Qué es vivir bien? Una nueva interrogante. Pero, ese es el reto: enseñar a vivir bien. Y puesto que el vivir no es un abstracto, aquello que enseñemos debe ser sumamente práctico, activo, operante. Y en esa línea, vivir bien no solo será tener una conducta intachable. Será también, lograr resultados óptimos en nuestra vida.
¿Qué tipo de vida? Habrá que identificar el tipo de vida que vivimos, o queremos vivir, para saber cómo es vivir bien según ese estilo. Existen tantos tipos de vida como personas. Entonces ¿podré enseñar a vivir bien si cada quien tiene una concepción de vida y por tanto una propia finalidad? Claro que no. Soberbia pretensión.
Pero, ¿existen diversos tipos de vivir como existen personas? Es posible. Pero, a todos estos estilos los podemos categorizar en diversos grupos. La agrupación será desde las perspectiva que queramos hacerla. Si queremos hacerla desde una visión económica diremos que hay ricos y pobres. Si queremos hacerla conforme a sus conocimientos diremos cultas e incultas...Pero, si tenemos que agruparlas según nuestro tema de interés diremos "estilos de vida buenos" o "estilos de vida malas". ¿Y bajo que criterio haremos esta agrupación? Sobre el bien. Y aunque parezca más difícil no es así. Cuando vemos una acción rápidamente podemos determinar si es buena o mala. Un robo es malo, asesinar es malo, Ayudar a una persona en una necesidad es algo bueno.
Ahora puedo formular la pregunta ¿Cómo le enseño a una persona a vivir una vida buena? Para ello, debo entender que la vida se forja cada día. Se nutre día a día. Entonces, habrá que vivir bien cada día, cada instante, ante cada situación. Vivir una vida buena será hacer bien cada obra del día. Y así hasta nuestro último instante de vida. Entonces, ¿cómo le enseño a una persona a hacer bien la obra de cada día? He escuchado una multiplicidad de respuestas a esta pregunta. Algunos dicen que no se puede enseñar, otros que se enseña con el ejemplo. Y, aunque parezca cansado, tenemos que preguntarnos ¿Qué es enseñar?
Ante la última pregunta puedo decir que enseñar es transmitir, pasar, heredar aquello que me constituye, aquello que me conforma, que me hace, que me configura.
Entonces, solo podré enseñar a vivir bien la obra de cada día si yo mismo obro bien la obra de cada día. Si yo, que soy el que pretendo enseñar, vivo bien. Si yo, el enseñante, quiero el bien en cada una de mis acciones. Y solo puedo querer el bien si conozco el bien. Solo puedo querer lo que conozco.
En conclusión. Si se ´puede enseñar las virtudes. Pero, no lo puede hacer cualquiera. Solo puede enseñar virtudes el que vive las virtudes. Y solo las vive quien conoce y quiere el sustento de todas ellas: El Bien. Solo puedo enseñar el Bien: aquel que es bueno.
Solo conociéndole y amándole es que
¿Tu quieres el bien?, ¿tu amas el bien?, ¿tu conoces el bien?, ¿tu eres bueno? Si tus respuestas son afirmativas entonces puedes enseñar virtudes. Pero, en lo poco que he vivido estoy convencido que uno solo es Bueno. Yo no. Él sí. Solo Él nos puede enseñar a ser buenos. Nuestras pretensiones de enseñantes de bondad solo serán una pantomima, una sombra. Las sombras dependen de una realidad. A lo mucho puedo aspirar a ser proyección de ese Bueno. Si el desaparece, yo también. Si Él desaparece el Bien también se va. Si Él no esta no puede haber bondad, no puede haber virtud.
Vano oficio de quienes quieren enseñar las virtudes sin Él, sin Dios.
Carlos Pacahuala Montenegro.
Pero, ¿existen diversos tipos de vivir como existen personas? Es posible. Pero, a todos estos estilos los podemos categorizar en diversos grupos. La agrupación será desde las perspectiva que queramos hacerla. Si queremos hacerla desde una visión económica diremos que hay ricos y pobres. Si queremos hacerla conforme a sus conocimientos diremos cultas e incultas...Pero, si tenemos que agruparlas según nuestro tema de interés diremos "estilos de vida buenos" o "estilos de vida malas". ¿Y bajo que criterio haremos esta agrupación? Sobre el bien. Y aunque parezca más difícil no es así. Cuando vemos una acción rápidamente podemos determinar si es buena o mala. Un robo es malo, asesinar es malo, Ayudar a una persona en una necesidad es algo bueno.
Ahora puedo formular la pregunta ¿Cómo le enseño a una persona a vivir una vida buena? Para ello, debo entender que la vida se forja cada día. Se nutre día a día. Entonces, habrá que vivir bien cada día, cada instante, ante cada situación. Vivir una vida buena será hacer bien cada obra del día. Y así hasta nuestro último instante de vida. Entonces, ¿cómo le enseño a una persona a hacer bien la obra de cada día? He escuchado una multiplicidad de respuestas a esta pregunta. Algunos dicen que no se puede enseñar, otros que se enseña con el ejemplo. Y, aunque parezca cansado, tenemos que preguntarnos ¿Qué es enseñar?
Ante la última pregunta puedo decir que enseñar es transmitir, pasar, heredar aquello que me constituye, aquello que me conforma, que me hace, que me configura.
Entonces, solo podré enseñar a vivir bien la obra de cada día si yo mismo obro bien la obra de cada día. Si yo, que soy el que pretendo enseñar, vivo bien. Si yo, el enseñante, quiero el bien en cada una de mis acciones. Y solo puedo querer el bien si conozco el bien. Solo puedo querer lo que conozco.
En conclusión. Si se ´puede enseñar las virtudes. Pero, no lo puede hacer cualquiera. Solo puede enseñar virtudes el que vive las virtudes. Y solo las vive quien conoce y quiere el sustento de todas ellas: El Bien. Solo puedo enseñar el Bien: aquel que es bueno.
Solo conociéndole y amándole es que
¿Tu quieres el bien?, ¿tu amas el bien?, ¿tu conoces el bien?, ¿tu eres bueno? Si tus respuestas son afirmativas entonces puedes enseñar virtudes. Pero, en lo poco que he vivido estoy convencido que uno solo es Bueno. Yo no. Él sí. Solo Él nos puede enseñar a ser buenos. Nuestras pretensiones de enseñantes de bondad solo serán una pantomima, una sombra. Las sombras dependen de una realidad. A lo mucho puedo aspirar a ser proyección de ese Bueno. Si el desaparece, yo también. Si Él desaparece el Bien también se va. Si Él no esta no puede haber bondad, no puede haber virtud.
Vano oficio de quienes quieren enseñar las virtudes sin Él, sin Dios.
Carlos Pacahuala Montenegro.
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